De acuerdo con las estadísticas actuales, las alergias alimentarias están aumentando y han alcanzado proporciones epidémicas. No solo llegan a ser un inconveniente para las familias que las presentan, sino que su exposición accidental puede tener consecuencias potencialmente fatales. Más del 40% de los niños alérgicos a ciertos alimentos han experimentado una reacción grave.
Entre los principales alimentos desencadenantes de alergia alimentaria se encuentran: leche, huevo, cacahuate (maní), pescado, trigo y soya. Recientemente se ha incluido al ajonjolí (sésamo) como causa importante de alergia alimentaria.
En los niños pequeños, la leche, el huevo y el maní comprenden más del 80% de las alergias alimentarias.
Los bebés no nacen siendo alérgicos, se desarrollan con el tiempo. De hecho, más del 50% de los niños diagnosticados con alergia alimentaria no tienen un familiar directo con alergia.
Por tal motivo, las nuevas directrices médicas de instituciones prestigiosas sobre prevención de alergias alimentarias, recomiendan la introducción temprana de esos alimentos para todos los bebés, con o sin antecedente familiares de alergia alimentaria o de otro tipo. Si bien existen factores que aumentan el riesgo de padecer alergia alimentaria, es importante considerar que todos los bebés corren riesgo de desarrollarlas.
Las reacciones alérgicas a los alimentos pueden ocurrir en cuestión de minutos o demorarse hasta horas.
Los signos de una reacción alérgica leve a moderada en los bebés a un alimento incluyen: hinchazón de la cara, labios y ojos, ronchas y urticaria, vómitos. Una reacción alérgica grave se manifiesta como dificultad para respirar, inflamación de la lengua, babeo, dificultad para tragar, dificultad para hablar, sibilancias, tos persistente, palidez, flacidez y datos de colapso.
El consenso mundial sobre alergias alimentarias recomiendan la introducción temprana y sostenida de alérgenos para prevenir alergias alimentarias graves en los niños. Se recomienda comenzar su introducción entre los 4 a 6 meses de edad y de acuerdo al neurodesarrollo. Ofrecerlos una vez no es suficiente, debe de mantenerse la exposición y alimentar regularmente con esos alérgenos. Si bien se recomiendan varios alérgenos, los más recomendados son el maní y el huevo, pescado.
Una serie de estudios ha destacado que la introducción temprana de alimentos alergénicos entre los 4 a 6 meses, en comparación con comenzar después de los 6 meses, es segura y resulta en una reducción significativa en la prevalencia de alergias alimentarias. Estos estudios sugieren que hay más beneficios en introducirlos tempranamente que en forma más tardía.
5 reglas clave para introducción de alimentos alergénicos:
- Comenzar temprano (4 a 6 meses).
- Un alérgeno a la vez, cada pocos días para determinar cómo reacciona el bebé al
nuevo alimento. - Comenzar con una porción pequeña y aumentar gradualmente.
- Ofrecerlo varias veces a la semana durante varios meses. Si no se ofrece con la
debida regularidad puede no observarse algún beneficio. - Cálmese y persista: siempre habrá bebés quisquillosos con la comida.
Tener en mente que para una inmunidad duradera, la investigación muestra que “educar” el
sistema inmunológico de un bebé con el tiempo, es vital para crear tolerancia.
Para cualquier duda busque el consejo de su pediatra.
Dr. Oscar Arcos Martos, Médico Pediatra
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